AUTOR DESTACADO
Poeta español nacido en Sevilla el 17 de febrero de 1836 y
fallecido en Madrid el 22 de diciembre de 1870.
Hijo y hermano de pintores, quedó huérfano a los diez años y
vivió su infancia y su adolescencia en Sevilla, donde estudió humanidades y
pintura. En 1854 se trasladó a Madrid, con la intención de hacer carrera
literaria. Sin embargo, el éxito no le sonrió; su ambicioso proyecto de
escribir una Historia de los templos de España fue un fracaso. Para
poder vivir hubo de dedicarse al periodismo y hacer adaptaciones de obras de
teatro extranjero, principalmente del francés.
Durante
una estancia en Sevilla en 1858, estuvo nueve meses en cama a causa de una
enfermedad. Durante la convalecencia, en la que fue cuidado por su hermano
Valeriano, publicó su primera leyenda, El caudillo de las manos rojas, y conoció a Julia Espín,
según ciertos críticos la musa de algunas de sus Rimas, aunque
durante mucho tiempo se creyó erróneamente que se trataba de Elisa Guillén, con
quien el poeta habría mantenido relaciones hasta que ella lo abandonó en 1860,
y que habría inspirado las composiciones más amargas del poeta.
En
1861 contrajo matrimonio con Casta Esteban, hija de un médico, con la que tuvo
tres hijos. El matrimonio nunca fue feliz, y el poeta se refugió en su trabajo
o en la compañía de su hermano Valeriano, en las escapadas de éste a Toledo
para pintar. La etapa más fructífera de su carrera fue de 1861 a 1865, años en
los que compuso la mayor parte de sus Leyendas, escribió crónicas periodísticas y redactó las Cartas literarias a una mujer,
donde expone sus teorías sobre la poesía y el amor. Una temporada que pasó en
el monasterio de Veruela en 1864 le inspiró Cartas desde mi celda, un conjunto de hermosas
descripciones paisajísticas.
Económicamente
las cosas mejoraron para el poeta a partir de 1866, año en que obtuvo el empleo
de censor oficial de novelas, lo cual le permitió dejar sus crónicas
periodísticas y concentrarse en sus Leyendas y sus Rimas, publicadas en parte en el semanario El
museo universal. Pero con la revolución de 1868, el poeta perdió su
trabajo, y su esposa lo abandonó ese mismo año.
Se
trasladó entonces a Toledo con su hermano Valeriano, y allí acabó de
reconstruir el manuscrito de las Rimas. De nuevo en Madrid, fue nombrado director de la
revista La Ilustración de Madrid, en la que también trabajó su
hermano como dibujante. El fallecimiento de éste, en septiembre de 1870,
deprimió extraordinariamente al poeta, quien, presintiendo su propia muerte,
entregó a su amigo Narciso Campillo sus originales para que se hiciese
cargo de ellos tras su óbito, que ocurriría tres meses después del de
Valeriano.
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